miércoles, 7 de enero de 2015

PORQUE LA VOTASTE Y VOTAS A LA CRIA DE LA MAFIA


LAS MENTIRAS MAS GRANDES SE VERÁN 

ESTA PARA HACER UN RADIOTRATO DE NOVELAS 
"LA CRIA DE LOS CUERVOS  K"
SIGAMOS EL MODELO
LAS PALABRAS SOBRAN

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7/1/15





CHACO
GENOCIDIO ETNICO:
LA TRAGEDIA DEL PUEBLO QOM EN EL CHACO DE JORGE CAPITANICH:




En los últimos días murieron veinte aborígenes de hambre y muchos se encuentran en el mismo camino.

El Estado Argentino permite a capitalistas inescrupulosos en la provincia del Chaco y en muchas otras, incurrir en deforestaciones desmesuradas e irreversibles que son prácticamente la condena a muerte de los aborígenes, que viven de los montes y sus frutos, con la deforestación se secan sus ríos, se elimina la fauna, por día se desforestan miles de hectáreas.



Juan Sosa y Elida Sosa: Son aborígenes tobas. Viven en la Legua 8 “C” del Paraje “El Colchón”, que pertenece al ejido de la Municipalidad de Villa Río Bermejito. Juan Sosa tiene 66 años. Presenta DESNUTRICIÓN GRADO III. Padece TUBERCULOSIS desde el año 1969. Se sometió a tratamientos; con resultados dispares. A partir del 2001 recrudeció su enfermedad. El mes pasado vomitó sangre; dijo: “...largué como pedazos de hígado...”.



Su compañera es Elida Sosa. Presenta DESNUTRICIÓN GRADO I. Tuvieron 7 hijos, de los cuales algunos ya fallecieron; mostraron algunas dudas sobre este tema. No tienen ningún ingreso. No pueden trabajar. Elida colabora en la cocina de la escuela 854, ubicada a 5 Km. de su casa. No cobra sueldo. Por semana le entregan la siguiente mercadería: 3 Kg. de harina, 1 Kg. de yerba, 1kg de grasa y 1kg de arroz. Con estos productos se alimentan durante toda la semana, agregándose a la mesa dos nietos, también menesterosos. Son FAMELICOS. El principal reclamó que plantearon fue por COMIDA. Cuando Juan refirió esto, se angustió y se puso a llorar. En el atardecer del día sábado, luego de analizar los distintos casos de abandono humano y de desatención socio-sanitaria, fortuitamente nos encontramos ante un “hospital aborigen”. El contraste fue tremendo. Allí todo funcionaba en base a las costumbres antiguas, a las tradiciones y a la historia, para tratar de hacer frente a una cruda realidad gestada por algunos gringos y criollos.

El lugar es silencioso y prudente. Sin corridas, gritos ni reclamos. Todo una forma de vida en la adversidad. Respetuosamente se escuchaban. Nadie interrumpía a nadie. Todo bien, en el medio de las enfermedades y de los inconfundibles anuncios de que la muerte visita diariamente estas comunidades. Sin embargo, no se apreciaba desesperaciones ni ansiedades. El genocidio está en marcha.






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